lunes, 26 de julio de 2010
Los únicos privilegiados son los niños
*Por Esteban Santantino
// El último jueves el ex presidente Néstor Kirchner encabezó un acto en la vecina ciudad de Pérez. En su discurso, hubo una frase cargada de grandilocuencia, que permaneció por un largo tiempo recorriendo los pensamientos de quien escribe.
Es que refiriéndose a la Asignación Universal por Hijo, Kirchner aseguró que se trata de la medida de "mayor impacto social de los últimos 50 años". Con la certeza de que los únicos privilegiados deberán ser alguna vez los niños y convencido también, de que aún estamos lejos de lograrlo, me pregunté de dónde habrá sacado el ex presidente la información para realizar semejante afirmación.
Cuando encontré el informe que refleja todos los datos y comparaciones que redundan hasta el cansancio en los discursos del oficialismo, entre ellos, que “la indigencia bajó hasta un 70 por ciento, la pobreza hasta un 30” y que Argentina es actualmente “el país más igualitario de América Latina”, me pareció que los horizontes entre el país virtual y el país real, de los que siempre habla nuestra presidenta, se volvían extremadamente difusos.
El informe fue presentado en los primeros días de Mayo de este año, y resulta sorprendente la contundencia de sus afirmaciones, debido a que el mismo se trata de un “análisis de variación conjetural para anticipar el impacto” de la Asignación Universal por Hijo. ¿Se entendió? Ninguno de los datos que el informe presenta, son reales. Se trata de una conjetura realizada para anticipar el impacto de esta política. Estimaciones a futuro basadas en predicciones estadísticas.
Este descubrimiento me recordó instantáneamente una noticia que trascendió al comienzo del ciclo lectivo escolar de este año. En ella se decía que la matrícula de estudiantes revestía un incremento del 25 por ciento. Sin embargo, una nota escrita por Nancy Montes, publicada por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales y sugestivamente titulada “Parar la pelota”, afirma que “todavía no finalizó el plazo que estableció la Anses para hacer llegar las libretas a los hogares (a fin de) acreditar escolaridad, vacunación y tramitación de documentos” y que “Los sistemas de información existentes no tienen bases (suficientes) con datos por alumnos, que hagan posible estimar ya, el impacto de esta asignación en todo el territorio del país”. Concluyendo que “todo lo que ha circulado hasta ahora en los medios, proviene de estimaciones con fuerte tono optimista”.
Ahora bien, ¿quiere decir esto que deberíamos dar marcha atrás con la Asignación Universal por Hijo? Para nada, contrariamente el fundamento de esta nota radica en que es posible profundizar la incidencia de una política pública que todos los estudios, y me refiero a absolutamente todos sean cercanos o no al gobierno, coinciden en que se trata de un avance significativo y de que puede mejorarse.
Entre las principales propuestas, se puede identificar la de promover una Ley de Asignación Universal para consolidarla como política de Estado, y que no dependa de la voluntad de un gobierno sino que responda a un acuerdo de las principales fuerzas políticas y de la sociedad civil. También se podría ampliar el universo que la percibe, ya que debido a los requisitos exigidos, uno de cada cuatro chicos en Argentina “no recibe ningún tipo de transferencia de ingreso debido a la niñez”. Por último debe ser contemplado el deterioro de la capacidad adquisitiva del ingreso, a causa de la inflación.
Cuando la presidenta de la nación, firmó el decreto de la Asignación Universal por Hijo, existían proyectos de ley de todas las principales fuerzas políticas, entre ellas del propio Frente para la Victoria, de la Coalición Cívica, del Partido Socialista y de Proyecto Sur. Enredados en mentiras, predicciones falaces y estadísticas inverosímiles, el privilegio de los niños del que tanto se habla, se encuentra cada vez más lejos.
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