El último "Día de la Raza" / Las heridas están abiertas, las venas siguen sangrando

*Por Esteban Santantino

Este 12 de octubre llega con un aditamento especial. Muy probablemente sea la última vez que debamos “celebrar” el “día de la raza”, ya que de aprobarse el proyecto de Ley que la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner envió al congreso a mediados de septiembre, esta fecha pasará a llamarse “Día del Respeto a la Diversidad Cultural”. Sin embargo cuando este proyecto fue presentado, surgió, o se hizo surgir, una polémica en relación a la posibilidad de que existan más feriados, como los días de carnaval que se convirtieron en el centro de atención.

Sin desmerecer la importancia de la discusión en torno a si los feriados sirven para el desarrollo del turismo local, o si solamente son una expresión de que “a los argentinos cualquier excusa les viene bien para no trabajar” (SIC), parece fundamental concentrarse en qué implica ese, aparentemente simple, cambio de nombre. En definitiva, debemos hablar de un genocidio que comenzó hace más de 500 años, y que definitivamente, aún no ha terminado.

Algunos pensarán que es una exageración pensar de esta manera, pero la lectura de un documento (oficial) de la Iglesia Católica demuestra lo contrario.

Bajo el título en forma de pregunta “¿los misioneros han destruido la cultura americana?”, fechado el 31 de agosto del 2010 en la ciudad de Roma y difundido por la Agencia Informativa Católica Argentina, el documento expresa entre otras cosas que cuando Colón llegó a nuestra tierra “…puso al descubierto un enorme continente hasta entonces desconocido” y que, “Desde entonces el mundo ensanchó sus fronteras” como si nada hubiesen sido los pueblos originarios antes del desembarco de los colonizadores.

Todavía peor, el documento propone que “…escenas de violencia y de crueldad cotidiana comúnmente aceptada como costumbre tradicional (…) era la realidad de una civilización todavía no suavizada por el encuentro con el mensaje del Evangelio y del ejemplo de Cristo.” Lo que falta en esta proposición es que la forma de suavizar a la población local fue a través de asesinatos en masa, violaciones permanentes y distintos sistemas de trabajo, todos ellos mucho peor que cualquier concepto similar a la esclavitud.

No conforme con esto, afirman también que “…desde hace un tiempo nacieron los llamados movimientos indigenistas, que con el padrinazgo de todos los enemigos de la Iglesia, de cualquier color y estructura que se quiera, renuevan cada año en ocasión de esta fecha, su reclamo en contra del recuerdo del 12 de octubre, a la que califican, sin ningún argumento valedero y con falsas teorías, como una fecha triste y hasta fatídica.” La lectura de “Las venas abiertas de América Latina” de Eduardo Galeano es la condición necesaria, aunque no suficiente, para dar respuesta a estas aseveraciones eclesiásticas.

Finalmente, las palabras de Félix Díaz, originario Qom y cacique de la comunidad “La Primavera” de Formosa, sirven como un ejemplo del desprecio que los originarios sufren, aún hoy, en todo el país.

En dialogo con un periodista de www.Indymedia.org (único lugar donde se obtiene información sobre el conflicto de esta comunidad) el cacique asegura que “Hay como dos países o dos realidades de lo que se habla y lo que se hace con los pueblos originarios (…) algo se lee sobre nuestros derechos. Sabemos que tenemos derechos. Pero esos derechos no llegan a Formosa (…) Nos han despojado de la tierra. Y no podemos pararlos. (…)Tierras donde hemos vivido por generaciones y generaciones. Los más ancianos de nuestros hermanos nos dicen que allí nacieron sus abuelos. Hasta ahí llega la memoria. (…)Usted qué pensaría si una mañana se levanta y le han quitado la mitad de su casa. Eso (es lo que) han hecho con nuestra comunidad. (…) No se puede creer que se cometa una injusticia tan grande contra nuestro pueblo. (…) Al final todos terminamos en villas miserias, arrinconados, quitados de nuestra tierra, de nuestros dioses, de nuestros ancestros.”