martes, 16 de marzo de 2010

La Teledecadencia

*Por Juan Martín Peretti

// Miles de investigadores muy prestigiosos analizaron la televisión de forma exhaustiva, investigaron acerca de sus efectos, su importancia, su utilidad adecuada, de que forma y cómo transmitir la información. Seria una imprudencia tratar de ponerme a la par de estos, pero siento la necesidad de comentarles algunos puntos de vista como simple espectador. Hablar de TV en forma mundial es algo que requeriría de años de estudio, por eso hablare de la pantalla chica argentina. Vuelvo a reiterar, como un simple televidente.


Existe un gran debate sobre la tele en la argentina: ¿tenemos una televisión basura? ¿O es un invento más de algún analista equivocado? A mi entender tenemos lo que nos merecemos. Como alguna vez Mennoti dijo “se juega como se vive”, en este caso sería se ve como se vive, mal.


Por medio punto más de raiting los programadores son capaces de cualquier cosa. El sexo se hizo una forma más que rentable para el minuto a minuto, no importa la hora, en todo momento del día siempre sale la chica de curvas increíbles mostrando sus atributos.


Programas hablando constantemente de la vida privada de los demás-se dicen llamar periodísticos- , poniendo al descubierto a dos mujeres peleándose por quién se acostó primero con el futbolista del momento o quién cenó antes con el cantante que vino de gira.


Los próceres de nuestra televisión son Tineli, que después de hacer millones con un programa dedicado pura y exclusivamente a mostrar culos y tetas por doquier, intenta justificar su lado benefactor cumpliendo un sueño a niños del chaco, a los cuales trae hasta Buenos Aires para que aparezcan diez minutos en tele y así poder desempeñar con su “obligada cuota de ayuda social”.


Otra de nuestras ilustres es la señora Susana Jiménez, la cual es llamada diva -todavía nadie supo explicarme porque-. Les recuerdo que preguntó si se encontraron dinosaurios vivos en la Patagonia. A esta “diva” jamás le hallé una virtud para que se mantenga tantos años en la tele-si ustedes encuentran alguna por favor háganmelo saber-. Hace ya un largo tiempo que viene opinando sobre la inseguridad del país y comenta cosas como: “el que mata tiene que morir” o “hay que reprimir”.


No quisiera olvidarme de la famosísima Mirtha Legrand, otro estandarte de nuestra tele con 40 años al aire y un ego sobrenatural de su persona. También supuestamente preocupada por el bienestar social y el futuro de nuestro país, mostrando una postura totalmente critica, pero carente de contenidos, halagando en potencia la era menemista.


Los noticieros son un fiel reflejo de de la decadencia de la “caja boba”, poniendo información basura y aterrorizando continuamente a los teleespectadores.


No quiero pasar por alto las propagandas publicitarias, verdaderamente preocupantes,” manda chancha al 2020” o “lo que te queremos mostrar no te lo podemos mostrar manda tanto al...”, todavía no entran en mi cabeza semejantes anuncios.


Las novelas son un cliché constante: ¿no se cansan de la chica pobre que se enamora del millonario, por supuesto con terceros en discordia? ¿Prefieren los tres hermosos hermanos mecánicos representando una especie de pasión de gavilanes moderno?


Los niños poco y nada tienen para ver de una industria local que esta infectada por constantes transmisiones de origen estadounidense. La moda es Hanna Montana , Jonas Brother’s, Jonny Test.


Acerca del impacto de la violencia televisiva en el universo infantil, las universidades de Quilmes, Buenos Aires y Belgrano, en un trabajo conjunto, descubrieron que en 442 horas de de programación se reconocieron 4703 escenas de violencia. Según esta estadística, cada tres minutos se producen imágenes de agresión que se duplican los fines de semana y en periodos de vacaciones. Los autores concluyen que, a lo largo de seis años, un menor acumula en su memoria un total de 85.410 escenas violentas.*


No todo es negro en la TV, existen también una serie de programas no solo culturales, sino también de entretenimiento que buscan una manera diferente e innovadora de transmitir conocimientos y diversión.


Concluyendo con esta humilde visión sobre la tele argentina quería dejar un sin fin de ideas inconclusas que no se si hacen a la verdad absoluta, pero si a mi verdad que puede sonar una tanto relativa.


Esta televisión no hace más que vapulear a la cultura con opciones de inculturación más que evidentes.


Esta televisión no informa, por el contrario, desinforma, maneja la información como único fin de conveniencia para los dueños de diversos canales.


Esta televisión no mide hasta que punto se puede llegar por medio punto de raiting.
Esta televisión no distingue ni escatima premios entre un buen programa cultural y un segmento de poca monta.


Esta televisión muestra novelas repetitivas, de guiones malos, con argumentos pobres.


Esta televisión prioriza lo económico antes que lo humano y así se ha convertido en un gran negocio de asombrosos millones, que no favorecen en absoluto a una sociedad que reclama ayuda de este medio tan hermoso e importante.


*Fuente: monografías.com

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