lunes, 2 de agosto de 2010

La violencia que nos mira por TV


*Por Esteban Santantino

// No es necesario que les recuerde en este momento los hechos de violencia delictiva que trascendieron la semana pasada y que tuvieron como protagonistas a jóvenes, algunos eran menores de edad y otros apenas mayores. Lejos del barato, a veces baratísimo, periodismo sensacionalista que entrega crónicas de estos hechos con música de suspenso y detalles escalofriantes con el objetivo de aumentar el rating, les propongo que atravesemos la barrera de lo inmediato, de lo superficial, para reconocer algunos indicios del por qué de este fenómeno.

El sociólogo francés Pierre Bourdieu, puede ayudarnos a entender algo más sobre estos hechos. Digamos que la vida se compone de distintos juegos. Digamos también, que cada uno de nosotros decide en cuáles jugar, dependiendo de las posibilidades que tengamos de participar con algún grado de éxito en cada uno de ellos. A partir de esto, entonces, podemos ver que si uno posee ciertos recursos, podrá elegir un juego y salir de él satisfecho con los resultados obtenidos. Es allí donde se construye nuestro presente, es a partir de proyectarnos en un futuro sobre el que no tenemos nunca un cien por ciento de certezas, pero sí algunos indicios que nos indican que nos puede ir medianamente bien.

Hay quienes tienen muchas posibilidades de ganar en muchos juegos, evidentemente, porque tienen muchos recursos. Pero también, hay quienes no tenemos tantas posibilidades y no podemos jugar en tantos juegos. Finalmente, hay quienes no pueden entrar a ninguno. No tienen los recursos para hacerlo y por ello, siguiendo lo que recién afirmaba, no tienen un escenario futuro sobre el cuál proyectarse, por lo mismo que, entonces, no tienen un presente construido en base a ese futuro medianamente incierto.

Este “juego social”, dice Bourdieu, tiene una historia, porque todos llegamos al mundo con una acumulación de resultados de juegos pasados que tuvieron nuestros ancestros. Ese es nuestro capital. Y a partir de él, elegimos que estrategias seguir en cada juego. ¿Qué pasa entonces con quienes no tienen posibilidad de entrar en ninguno? En primer lugar no habrá ninguna estrategia que seguir y no habrá reglas que cumplir, porque en definitiva no está dentro de ningún juego. Y en segundo lugar, la idea del propio tiempo que transcurre se pierde. ¿Tiempo para qué? habrán de preguntarse.

Estos hombres y mujeres son lo que el sociólogo llama “sub-proletarios” que no tienen un porvenir, entre nosotros, lejos de Francia y mucho más lejos de la sociología, son los chicos de la villa. Son aquéllos cuyo presente, cuya propia existencia, dejó de tener sentido mucho antes de aparecer en los noticieros porque cometieron un asesinato.

Sin pretensiones de originalidad, puedo afirmar que hubo un momento donde el hombre dejó de ser “ciudadano”, y se convirtió en “consumidor”. Es por ello que en la sociedad somos alguien, en la medida en que consumimos algo. ¿Y cuando no podemos comprar nada? ¿Qué pasa si entonces dejamos de existir socialmente?

El sociólogo afirma que esto tiene como nombre “ley de conservación de la violencia”. Y explica que los que la sufren desde la infancia, son los más propensos a ser violentos. Y que la violencia de los casos particulares, solo puede ser combatida, bajando los niveles de violencia global. Pero ¿qué es entonces la violencia global? El francés me dice, que la estructura económica, y los mecanismos sociales son su principal fuente. Yo estoy de acuerdo, pero me interesa mucho más saber que piensan ustedes para que alguna vez podamos dilucidar entre todos, cómo, con nuestro capital, podemos encontrar una estrategia que nos permita ganarle a la violencia.

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