lunes, 25 de octubre de 2010

Los imprescindibles // La mafia de los 90´s presente en el bicentenario

*Por Esteban Santantino


Detrás de la superficie inmediata de los acontecimientos, siempre se entretejen infinidades de elementos que merecen algún tiempo de reflexión. Si bien no se puede en lo inmediato lograr una compresión acabada de los acontecimientos que rodean al asesinato de Mariano Ferreyra, algunos apuntes pueden resultar útiles para empezar a entender parte de lo acontecido.

Los hechos son harto conocidos. Un grupo de trabajadores despedidos del Ferrocarril Roca buscaban cortar las vías para pedir por su reincorporación a la empresa. No obstante esto, los trabajadores no estaban acompañados por el gremio correspondiente a su actividad, es decir la Unión Ferroviaria, sino que a su lado sólo se encontraban agrupaciones de izquierda como el Partido Obrero, Convergencia de Izquierda y el Movimiento Teresa Rodríguez. Esto se explica sólo porque son considerados trabajadores de menor categoría, son lo que se denomina “trabajadores tercerizados” y podríamos decir (siguiendo la lógica del absurdo) que, entonces, ni siquiera son trabajadores del Roca.

Cómo se entiende sino que laburantes de una empresa que son despedidos, vayan a reclamar por sus fuentes de trabajo y terminen siendo asesinados no por la policía que los reprime, sino por una banda de sindicalistas mafiosos. Se entiende, sólo si hacemos el ejercicio de revisar una parte de nuestra historia y buscamos esos hilos conductores que permiten entender algunas continuidades.

Mario Rapoport en su libro “Historia económica, política y social de la Argentina” dice a propósito de la política laboral del gobierno de Carlos Saúl Menem, que “La flexibilización laboral era una reforma largamente reclamada por algunos grupos empresarios, cuyos antecedentes también se encuentran en las políticas implementadas por la dictadura militar (de 1976). Se trataba de (…) la eliminación de conquistas laborales, una precarización de las condiciones de trabajo y el sometimiento creciente de los asalariados al arbitrio de los empresarios.” Claro que para lograr la implementación de estas medidas se necesitó la complicidad entreguista de sindicalistas que, negocios corruptos de por medio, lo permitieron sin oponer resistencia.

La tercerización de los empleados es la herramienta fundamental de la flexibilización laboral. Mariano Ferreyra, según afirmó uno de sus compañeros en la lucha y de la vida, fue uno de los que pintó la bandera “TRABAJADORES TERCERIZADOS EN LUCHA”. A él lo mataron y Elsa Rodríguez sigue luchando por su vida con una bala en la cabeza, porque estaban denunciando la corrupción de la Unión Ferroviaria, que hace negocios con la tercerización de los propios trabajadores ferroviarios. Esos negocios son como Rapoport nos explicaba, una herencia de las políticas laborales del menemismo, tan negado en los discursos de toda la dirigencia política, que tuvo que hacerse carne en el cuerpo de Mariano para explicarnos que sigue presente en nuestros días.

En un comunicado oficial el Ministro de Trabajo Carlos Tomada, transmitió su condena a “estos enfrentamientos” y el repudio de “los distintos hechos de violencia”. Nada dice sobre un asesinato, nada dice de los oscuros móviles por los que trabajadores fueron baleados paradójicamente, por el que debería ser su propio sindicato. Nada dice sobre los negocios que todos conocen, pero de los que nadie habla. Carlos Tomada el Ministro de Trabajo, el ex abogado de la Unión Ferroviaria… no dice nada.


Si entendemos como Bertolt Bretch que “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.” Si es así, entonces lo que pasó el miércoles, fue que el poder intacto de la anquilosada “burocracia sindical” y su entramado de negocios corruptos, se llevó puesta la vida, de uno de los imprescindibles.

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