Hay acontecimientos que transcurren con plena conciencia de su historicidad. Es decir, nadie puede dudar que los últimos días que vivimos en el país, van a ser tratados y re-tratados desde diversos posicionamientos en los libros de historia argentina, en los manuales de secundario, en ensayos históricos y demás. Vivimos la historia, somos observadores mientras transcurre y somos partícipes de su acontecer aún cuando decidamos quedarnos “inmóviles” en nuestro hacer cotidiano.
Todos fuimos interpelados por Néstor Kirchner y por sus formas de hacer política. Sus aciertos y sus contradicciones atravesaron a la sociedad entera. Sólo por ello, aunque existen varios motivos más, es ineludible tomar un posicionamiento y tratar de hacerlo explícito, de forma clara, sin renunciar a la honestidad, respetándonos a nosotros mismos y, sobre todo, respetando a los oyentes que nos han oído en este mismo programa criticarlo duramente.
Coincidimos con el periodista Martín Caparrós cuando afirma que él “no diría que el respeto por la muerte deba consistir en dejar de lado lo que uno opina, lo que uno piensa o las ideas críticas que uno pueda tener (…) que eso no es una forma de respetar ni la muerte ni los muertos, sino una forma de hipocresía social que estamos acostumbrados a adoptar.” Coincidimos también entonces, con Diego Armando Maradona cuando dijo que "Ayer escuchaba hablar a los que están en contra y (hoy) decían que (…) Néstor es el mejor.” Y por eso mismo nos permitimos decirle al Diego que no compartimos la comparación que hizo de Néstor con el Che Guevara.
Sin embargo, no han sido todos tan “políticamente correctos” (muy entre comillas). Son innumerables las editoriales, columnas de opinión y declaraciones que se esfuerzan por sembrar la duda sobre si la presidenta podrá mantener la gobernabilidad del país. ¿¡Cuán inoportuno se puede ser!? ¿Cuál es la necesidad de salir a cuestionar la continuidad institucional del Gobierno Nacional? No puede uno ser tan inocente como para pensar que es la intriga la que moviliza esas palabras, y es entonces que aparece la posibilidad de un cinismo interesado que no comprende, o mejor, que comprende pero no le importa, que de esa gobernabilidad que cuestionan dependa nuestro futuro inmediato, dependa en última instancia nuestro bienestar social en términos bien amplios.
Una apuesta más fuerte, y también más repudiable, hicieron los que publicaron que existe temor de que “Moyano pase a ser el López Rega de Cristina”. Analizar cómo será ocupado el espacio de poder que Néstor Kirchner ocupaba, no tiene por qué ser útil para agitar fantasmas que tanto dolor causan a la memoria colectiva.
La incontrastable realidad marca que miles de argentinos fueron a despedir al ex presidente a la Casa Rosada y otros tantos se movilizaron aquí mismo, en el Monumento a la Bandera. Muchísimos jóvenes, mucha gente de a pie y de distintos sectores sociales, muchísimos militantes de las más diversas corrientes y los más diversos espacios sociales, universitarios, gremiales, etc. ¿Desde qué lugar entonces, puede uno juzgar semejante demostración de afecto? ¿Cuál es el pedestal del analista político, del periodista, del sociólogo… que le permite soslayar el sentimiento de multitudes que se han movilizado de esta manera?
Mañana seguirán, seguiremos, los análisis críticos a los gobiernos de turno. Seguiremos intentando construir escenarios posibles y escenarios deseados. Ése es nuestro espacio, ése es nuestro rol como periodistas. No cambiamos nuestro posicionamiento crítico, simplemente decidimos respetar el sufrimiento que ha expresado gran parte del pueblo argentino.
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