martes, 8 de junio de 2010

Libertad y Medios


*Por Esteban Santantino

// Son muchas las inconsistencias y contradicciones a que nos enfrentamos cuando por algún motivo decidimos preguntarnos por un concepto tan sencillo, y a la vez complejo, como la Libertad. Idea grandilocuente que recorre el pensamiento de la humanidad y a veces se presenta como indiscutible.

Sin embargo parece lícito preguntarse si es acaso la libertad un concepto que nos iguala a quienes deambulamos por estos arrabales del planeta. O hasta cuándo los enaltecidos conceptos serán la contracara de una realidad aplastante.

Es necesario no sólo contemplar la situación de millones de Argentinos que pelean por lograr una existencia digna dadas las apremiantes condiciones socio-económicas que viven, sino también, y quizás sobre todo, tenemos que replantearnos como enfrentamos una cultura que nos viene digerida por los medios masivos de comunicación.

Deberíamos interrogarnos sobre cómo ejercer la maravillosa posibilidad de pensar libremente cuando nos vemos obligados a elegir entre, por un lado, grandes multimedios con posiciones monopólicas que insisten en malograr el ocultamiento de intereses que poco tienen que ver con el periodismo y, por el otro, la respuesta corporativa desde espacios oficiales, devenidos en oficialistas, que intentan disfrazar una propaganda política bajo el nombre de “periodismo en defensa de la pluralidad de voces”.

Si hablamos de las instituciones de nuestra democracia y criticamos el centralismo y la concentración de poder del Gobierno Nacional, o si criticamos el uso discrecional de fondos públicos para comprar voluntades políticas, nos acusan de golpistas anti-democráticos que defienden los monopolios y la libertad de mercado. Y si en cambio rechazamos el discurso de derecha que se disfraza de institucionalidad en contra del gobierno, o si defendemos las políticas que han hecho avanzar el rol del Estado por sobre el mercado para responder a las necesidades de un pueblo que ha sido saqueado por las políticas del neo-liberalismo, nos convierten en fanatizados defensores de la corrupción, y el doble discurso de este gobierno.

Por todo esto me pregunto cómo responder a tanta irracionalidad. Cómo escapar a esos lugares comunes en que pretenden encasillarnos quienes por interés o ignorancia, se molestan cuando nos escapamos de esta nociva y anacrónica estructura de pensamiento.

El desafío es enorme, muchas veces creemos que la libertad es una condición que nos viene dada, hasta que descubrimos que en realidad es una lucha que nos interpela constantemente y nos demanda un esfuerzo cotidiano para no caer en las mentiras que tan cómodas y convenientes resultan para muchos.

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