viernes, 9 de julio de 2010

Acción/Reacción


*Por Esteban Santantino

// Acción/reacción, es el método pedagógico que muestra la película francesa “Los Coristas”. Según este método, por cada acción “fuera de lugar” de los alumnos, debía haber una reacción sancionadora. Sin embargo, la realidad se nos aparece en forma más compleja.

Veamos tres casos muy puntuales de acción/reacción que espero sean útiles a la hora de reflexionar.

Hace algunas semanas, conversamos con ustedes sobre la marcha de los pueblos originarios. Sin embargo, una vueltita por el sitio Web argentina.indymedia.org, nos hace llegar las voces de los eternamente olvidados de nuestras tierras, que no se conformaron con regalarle la foto a Cristina rodeada de gente humilde con semblantes agradecidos, y que se volvieron a su Argentina profunda masticando bronca e impotencia después de semejante periplo. Si para muestra sobra un botón, vayan dos declaraciones por si las moscas. “Exigimos más compromiso político desde la presidenta, esperábamos otra cosa sinceramente", dijo Bernabé Montellanos, de la comunidad kolla de Salta. En el mismo sentido, Ignacio Prafil, de la Coordinadora del Parlamento Mapuche de Río Negro, declaró: "Esperábamos un discurso con más contundencia, que el Estado argentino pida disculpas y haga una reparación que no hemos escuchado". Las medidas anunciadas no agregan nada nuevo y en su discurso de 6 minutos, sí, 6 minutos, la presidenta tuvo tiempo para, livianamente, recordarles a los indígenas que ellos no son los únicos discriminados, que se discrimina en todo el mundo.

Por otro lado, la semana pasada, hablamos sobre el asesinato de Diego Bonnefoi en Bariloche. El juez Lozada que entendió en primera instancia, consideró que el cabo Colombil es “autor penalmente responsable del delito de homicidio calificado por alevosía y por haber abusado de sus funciones en el ejercicio de su cargo de empleado policial”. Fue entonces que la defensa del policía pidió la recusación de Lozada por una serie de ítems típicos de manual de abogado, como el de “favoritismo”, “coerción” y “preopinión”. La Cámara penal II de Bariloche, expeditivamente, ordenó el traslado de la causa a manos del juez Miguel Angel Pozzi, cuya versión de los hechos asegura que el cabo tuvo que perseguir al chico con el arma en la mano, tropezó, cayó el arma y, en un efecto de drop, rebotó en el suelo y disparó impactándole accidentalmente en la nuca.

Finalmente, la coincidencia en la oposición al proyecto de matrimonio homosexual que ya tiene media sanción en Diputados provocó que, por primera vez, católicos, evangélicos e islámicos participen en Buenos Aires de una marcha conjunta, convocada para el 13 de julio. Aseguran sus organizadores que “esto no es un acto contra nadie, sino a favor del matrimonio entre varón y mujer como institución legal que regula nuestro sistema de vida y nuestro sistema familiar, pilar fundamental de la argentinidad”. En Rosario y Santa Fe, una nota, a iniciativa de la Red Familia Rosario y la Universidad Católica Argentina (UCA), fue enviada en los cuadernos de comunicaciones de los chicos (de primaria y secundaria) que asisten a colegios confesionales para resistir el proyecto que impulsa igualar a homos y heterosexuales en el derecho a casarse.

Si la reacción de Cristina fue insuficiente y la del juez de Bariloche indignante y trágicamente irrisoria, nos queda aún para compartir el debate sobre la reacción que ha generado uno de los temas más controversiales de los últimos tiempos. Para sentar mi posición, diré que ese debate trata sobre: la posibilidad de que tengan los mismos derechos que todos, aquellos ciudadanos que han elegido amar y ser amados, sin que juzguemos cuál debe ser el género.

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